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  El PH
 

El pH o potencial de Hidrógeno es una característica del agua, este se mide en una escala de 1 a 14, por los cuales decimos que si el agua tiene un pH menor a 7, sería ácida; por el contrario si fuera mas alta que 7 sería agua alcalina o básica. Para explicar él porque de estas mediciones, debemos recordar ciertos principios de química y matemática.

Sabemos que por definición el pH es el Logaritmo negativo de la concentración de Hidrógeno.

 

pH = - Log n = -Log [H]

 

Debemos reemplazar la n por la concentración de iones de hidrógeno.

Por ejemplo, el agua destilada tiene un pH neutro, remplazando por la formula sería de así

 

pH = -Log H

pH = - Log 10-7

pH = - ( - 7 Log . 10) = - (- 7 x 1) = - ( - 7) = 7

 

Cuando hablamos de que es una escala logarítmica queremos decir la diferencia que existe entre un valor y otro se multiplica por si mismo, por ejemplo un agua con pH 5.6 es 10 veces mas alcalina que una con pH 5.5 y 100 veces mas que una con pH 5.4.

Sabemos que el agua esta formada por 2 de Hidrógeno y un átomo de Oxígeno (H2O), pero en estado líquido las moléculas se disocian.

La disociación iónica del Agua sería:

 

H2O H+ + (OH) -

 

El ión H+ esta formado por un átomo de Hidrógeno que ha perdido un electrón es decir una carga negativa, en consecuencia, como el átomo es eléctricamente neutro al perder su carga negativa queda con una carga positiva. El átomo de Hidrógeno posee un solo electrón, si lo pierde queda reducido a un solo protón, pero el protón no puede estar solo por lo que se une a otra molécula de agua y forma lo que se llama Hidronio H3O. Cuando la cantidad de iones de Hidrógeno y de iones oxhidrilo son iguales, se dice que tiene un pH neutro, si hay mas iones de hidrógeno el agua se acidificará, por el contrario si hay mas iones oxhidrilo el agua se alcalinizará.

 

Después de tantas cuentas y lo que realmente nos interesa a los acuariófilos es el nivel de pH que posee el agua de nuestro acuario, de esta manera sabremos que tipo de peces podemos incorporar. Veamos un ejemplo de esto, si tenemos agua alcalina con un valor de pH 7.5 y una dureza entre 12 y 18 dH podremos mantener perfectamente Guppies, Mollies, Espadas, Platis, etc. pero nunca (puede haber excepciones) podremos tener Neones cardinales con ellos, pues estos peces son de aguas ácidas y blandas; pero si tenemos un pH 7 y una dureza de entre 8 y 12 dH podremos tener a estas especies juntas.

 

Existe un punto que no puedo dejar pasar de largo y es la relación del Kh y el pH, ya que este valor depende del otro y de la cantidad de dióxido de Carbono (Co2).

 

Hablemos un poco del famoso Ciclo del Nitrógeno:

 

Los restos de plantas y comida y las heces de los peces , producen amoníaco(NH3), que al contacto con el agua se transforma en amonio(NH4), este amonio a su vez es transformado en nitritos (NO2) por parte de las bacterias nitrosomas y luego es transformado en nitratos por las bacterias nitrobacter, estos nitratos solo son nocivos en altas concentraciones. Los nitratos (NO3) se pueden eliminar de dos maneras diferentes, la primera es el cambio parcial de agua, aproximadamente entre un 15 % y un 30 % del total cada 20 días, la otra consiste en la adquisición de un desnitrificador, el cual es bastante costoso, este toma el oxigeno y deja libre el Nitrógeno que se evapora en forma de gas.

 

Es necesario comprender la importancia del ciclo del nitrógeno, ya que este es la razón de la vida en nuestro acuario.

 

Podemos medir la concentración de Nitritos (No2) mediante un test que se adquiere en las tiendas especializadas.

 

La mayoría de los acuariófilos conocemos el “detritus” que es el lodo que se deposita debajo de las placas bacterianas, este “lodo” es el resto de la descomposición de materia orgánica producidas por las bacterias. No obstante, si este detritus es abundante afectará la calidad de nuestra agua, por lo que debemos retirarlo periódicamente, con la ayuda de un limpiagrava (existen varios modelos distintos) que no es mas que un cilindro de pvc con una manguera, debemos introducirlo dentro de la pecera y en algunos casos succionar desde el extremo de la manguera, otros poseen un sistema impulsado por pilas y otros un suplemento en forma de fuelle, para que empiece a eliminar los restos orgánicos.

 

Este procedimiento debemos realizarlo cada 20 días aproximadamente, con esto evitaremos la limpieza total del acuario (un error muy frecuente por parte de los principiantes). Si limpiáramos todas las piedras del acuario, estaríamos eliminando la colonia de bacterias benéficas y los peces sufrirían del llamado fenómeno del “acuario nuevo”, como dije antes hay gente que dirá “yo siempre limpie mi pecera y nunca se me murió un pez”, esto quizás sea cierto, pero lo que tratamos de hacer es evitar toda situación estresante para los peces y además cabe destacar que de esta forma acortaremos la vida del pez.

 

También debemos reemplazar el material filtrante de los filtros externo o internos, y evitar que se saturen de detritus.

 

Si mantenemos estos valores dentro de los normales, nuestros peces no se enfermarán, ni padecerán stress.

 

MAS SOBRE EL PH

 

La concentración de iones de hidrógeno (hidrogeniones) es la que determina el pH o grado de acidez o alcalinidad del agua.

 

Digamos que los valores pH se expresan en relaciones logarítmicas, por lo que un grado de pH indica una concentración de iones de hidrógeno 10 veces mayor o menor que la anterior.

 

Los valores posibles de pH en el agua pueden variar entre 0 y 14 (ambos puntos son los extremos de la tabla de valores).

 

Un valor de pH 0 indica el mayor grado de acidez a que puede llegar una sustancia; por su parte, un valor de pH 14 indica el máximo grado de alcalinidad que se puede obtener en un medio cualquiera. Alcalino y básico son sinónimos. Entre ambos extremos, un pH 7, indica valores neutros.

 

Los peces viven en una relación muy estrecha con el agua de su medio ambiente. Los valores de temperatura, dureza, conductividad, pH y otros actúan sobre el organismo de manera directa y determinan su biología.

 

Aunque no es una regla general, se puede determinar por observación si el agua del acuario es ácida o alcalina. Claro que no nos referimos al agua recién colocada, sino al agua de un acuario que lleva funcionando un buen tiempo.

 

El agua de pH neutro (pH 7) suele presentarse sin color, brillante, inodora y con una ligera presencia de algas sobre el material decorativo y vidrios. Las plantas crecen moderadamente. En este tipo de agua pueden vivir la mayoría de los peces.

 

Con un pH ligeramente alcalino (7,1 a 7,4) se observa un mayor desarrollo de las algas, el agua se torna de una coloración verdosa por la presencia de algas. Suele percibirse un ligero olor a clorofila (muy similar al del Gammexane o hexacloro) y las plantas tienden a crecer rápidamente. Claro está que todo esto es posible si contamos con buena iluminación en el acuario. Con este tipo de aguas sólo un grupo de peces pueden vivir confortablemente. Entre ellos muchos de los pecílidos y godeidos vivíparos y ovovivíparos (como por ejemplo Mollys, Guppy, Espadas, etc) y otros.

 

Con pH mayor de 7,4 puede producirse un enturbiamiento del agua, la cual adquiere paulatinamente un olor a descomposición de materia vegetal ya que las plantas no crecen por exceso de sales calcáreas. Se observa una fuerte formación de sarro en los vidrios y el depósito de material calcáreo adherido al material decorativo (piedras y troncos) y a los accesorios que están dentro del acuario. En este tipo de agua sólo puede vivir un grupo muy reducido de peces, entre ellos algunos cíclidos de los grandes lagos de África. La mayoría de los peces comienzan a mostrar lesiones en la piel y dificultades respiratorias.

 

Agua ligeramente ácida, con pH entre 7,0 y 6,8. Por lo general es un tipo de agua brillante, con un ligero reflejo amarillento, inodora y carece de algas. La vegetación crece escasa y con lentitud. Los vidrios pueden presentar ligeras formaciones calcáreas. La mayoría de los peces de ríos viven en este tipo de aguas, en particular los sudamericanos.

 

Agua ácida, con pH menor de 6,8. El agua se presenta de color amarillo ambarino, la materia orgánica en descomposición adquiere un color marrón. La vegetación es muy pobre y de color amarillento. No son muchos los peces que viven en este tipo de agua, pero por lo general no se adaptan fácilmente a aguas menos ácidas. Este es el caso de los Symphysodon (discus) y muchos tetras y en particular los tetra cardenal.

 

 

 

 

 

Relación del pH con el organismo

 

 

El grado de acidez o alcalinidad del medio afecta profundamente a ciertos organismos, tanto vegetales como animales.

Cuanto más baja es la posición en la escala biológica, mayor es la incidencia del pH en los organismos. Por lo tanto las algas, los infusorios, bacterias y, en general, los organismos elementales, son extremadamente sensibles a las variaciones de este factor, mucho más que los organismos superiores o con mayor grado de desarrollo.

 

La mayoría de los peces de acuario requieren un pH que oscila entre 6,8 y 7,2. Valores por encima o debajo de esos valores son aceptados por muy pocas especies.

 

Para cada especie acuática (animal o vegetal) existe un valor de pH óptimo para su desarrollo.

 

Algunas especies en particular tienen la facultad de aceptar rangos de pH del agua muy amplios. Sin embargo la mayoría no lo tolera, aunque gradualmente es posible que se adapten a un pH inadecuado. En este caso seguramente no enfermarán de inmediato, pero al vivir sometidos aun estrés permanente su biología se verá afectada. Tarde o temprano enfermará.

 

Al transferir un pez de un medio a otro que tenga más de 0,2º de pH de diferencia deberá ser previamente adaptado, agregando agua por goteo lento hasta equiparar los rangos de pH del medio del que proviene y el que será su futuro hábitat.

 

Aumento del pH

 

Una elevación del pH produce en ciertos peces alcalosis. Es decir una enfermedad abiótica que podría compararse con una intoxicación. No es lo mismo que se eleve el pH uno o dos puntos para un pez de aguas alcalinas que para un pez de aguas ácidas. Aunque en ambos casos sufrirán las consecuencias, el pez cuyo metabolismo está adaptado a pH bajos sufrirá más que el adaptado a pH altos. Inversamente un descenso del pH por debajo de los valores normales, afectará en mayor medida a un pez de aguas alcalinas que a otro de aguas ácidas.

Cuando el pH aumenta, también se incrementa la frecuencia respiratoria de los peces afectados; las algas proliferarán en el acuario consumiendo nutrientes en desmedro de las plantas y las bacterias encontrarán un medio adecuado para multiplicarse. Estas últimas encontrarán en el estrés de los peces un medio para convertirse en patógenas y desatar una bacteriosis. En muchos caos la Septicemia Hemorrágica Bacterial (SHB) en alguna de sus manifestaciones, está directamente vinculada a dos factores: el estrés de los peces y el pH inadecuado del agua.

 

Descenso del pH

 

Cuando el pH desciende más allá de lo tolerado por los peces, se produce en muchas especies otro tipo de enfermedad conocida como acidosis. Una de las razones más comunes para que el pH descienda es la presencia exagerada de ácidos orgánicos en el acuario, producto de una superpoblación y en algunos casos, por escasez de plantas y/o iluminación inadecuada o insuficiente.

La acidosis se manifiesta en forma de derrames sanguinolentos que pueden afectar el cuerpo y aletas de los peces, erizamiento de aletas, destrucción de la mucosa (y la consiguiente invasión de organismos patógenos), falta de equilibrio en la natación (debido a que la baja presión osmótica afecta la vejiga natatoria), temblores, muerte entre las plantas en posición normal y, en el mejor de los casos, estrés.

 

Así como una baja excesiva es dañina para la mayoría de los organismos del acuario, una baja imperceptible y paulatina puede ser beneficiosa para los peces de aguas normales o ligeramente ácidas. Por ejemplo, un pH de 6,8 favorece la secreción de la mucosa protectora de la piel de los peces (mejorando sus defensas contra infecciones), pero podría afectar a varias plantas acuáticas. Sin embargo hay plantas que se verían favorecidas por un pH ligeramente ácido (6,8 por ejemplo), tales como Cabomba, Anubias y Cryptocoryne. Más datos sobre las plantas se pueden obtener en nuestro Atlas de las Plantas y en la sección download.

 

Las células germinales, los huevos fertilizados y las larvas y alevines de los peces son los más sensibles y toleran mucho menos las variaciones del pH que los peces desarrollados.

Esta sería una de las razones por las cuales muchos desoves se pierden o no prosperan.

 

Ahora bien, ¿hay un pH 6,5 más peligroso que otro pH 6,5?

 

En realidad la peligrosidad del pH para un determinado organismo no está determinado por el Catión (H+) sino por el anión que está unido a él. Y sobre esto nos referimos a continuación.

Claro que no queremos convertir esta nota en un tratado de química básica puesto que nos interesa sobre todo que sea comprendido el problema aún por parte de quienes no tienen experiencia en química. Así que a riesgo de no respetar demasiado el rigor científico, trataremos de explicar el tema de la manera más sencilla

 

La incidencia del pH en el organismo

Decíamos antes que a peligrosidad del pH para un organismo no está determinado por el Catión (H+) sino por el anión que está unido a él.
Si este radical anión es cloro, la reacción ácida será ácido clorhídrico; pero si es un nitrato (NO3), a pesar de tener el mismo valor de pH que antes, los efectos biológicos serán completamente diferentes, puesto que se deberán al ácido nítrico.
Un pH = 4 producido por una sal mineral (sulfato de sodio; cloruro de sodio) es peligroso; en cambio, el mismo valor de pH producido por ácido húmico, no sólo no es peligroso sino que en determinadas circunstancias hasta puede ser útil.

Los detritus de los peces (materia fecal, orina), los animales muertos, las hojas y otras partes de las plantas muertas y los restos de comida, al entrar en putrefacción originan, entre otras sustancias, amoníaco (NH3). El amoníaco es un gas con existencia propia, en tanto que el radical amonio sólo existe como parte de un compuesto, tal como el hidróxido de amonio (NH4OH) o el cloruro de amonio (NH4Cl). El amoníaco es venenoso, aún en bajas concentraciones, en tanto que el radical amonio sólo lo es en altas concentraciones.

La siguiente tabla demuestra que el efecto venenoso del amoníaco es tanto mayor cuanto mayor es el pH del agua, o sea cuanto más alcalina sea esta.

En las aguas naturales, la cantidad de amoníaco no supera la cantidad de 0,1 mg/l (0,1 partes por millón).
La tolerancia fisiológica de los peces al amoníaco depende de los siguientes factores:

  1. Tipo y tamaño del pez

  2. Estado general de salud

  3. Del exceso de anhídrido carbónico y déficit de oxígeno

  4. Del equilibrio electroquímico.

Ya con 0,2 a 0,5 mg/litro se produce un aumento de la frecuencia respiratoria. Con 1 mg/litro se produce la muerte, pero en determinadas circunstancias, algunos peces resisten hasta 2 mg/litro.

El efecto tóxico puede confundirse con la falta de oxígeno o exceso de anhídrido carbónico, pero ya veremos, más adelante, como podemos diferenciar una situación de otra.

Cuanto menor sea el pH del agua (es decir cuanto más ácida sea), mayor será la concentración del radical amonio no venenoso. Por el contrario cuanto más alcalina es el agua (o sea cuanto más alto sea el pH), mayor será la liberación de amoníaco venenoso, a partir de las sales de amonio. La siguiente tabla es muy ilustrativa:

El conocimiento de la cantidad de radical amonio es importante antes del cambio de agua y de cada manipulación química. Casi todas las catástrofes que se atribuyen al cambio de agua podrían evitarse midiendo previamente el contenido de iones de amonio.
Si el agua del acuario es lo suficientemente vieja y su coloración es amarillenta, indudablemente el pH es bajo. Al agregar agua nueva, aún de pH neutro, se elevará el pH y si antes había sales de amonio (por ejemplo Nitrato de Amonio), se producirá la liberación de amoníaco tóxico. Resultado: muerte inexplicable de los peces.
La tendencia general es atribuirle la responsabilidad al cloro o a razones misteriosas.

De la tabla anterior deducimos que con un pH = 7, se encuentra 1% de amoníaco tóxico, en tanto que el 99% restante (en forma de ión amonio) es inocuo. Con un pH menor de 6,6 se interrumpe la nitrificación, o sea que el amoníaco no puede ser transformado por las bacterias. Esto es un inconveniente, pues las bacterias transforman el amoníaco en nitratos, y estos no son tóxicos. Por encima de cierto límite, el nitrato se torna tóxico.

Las aguas de bajo pH (ácidas), contienen un alto porcentaje del ión amonio (30-40 mg/litro no resulta nada raro). Por lo tanto, si se cambia el 50% del agua, habrá una aguda intoxicación por amoníaco si en el agua vieja había suficiente cantidad de iones amonio, que liberasen amoníaco por el aumento del pH.

Los síntomas de intoxicación son:

  • irritación del sistema nervioso

  • espasmos

  • saltos fuera del agua

Más tarde, las partes distales de las aletas se tornan blancas o transparentes, perdiendo su color original. Las sales de amonio producen secreciones de la piel y destrucción branquial. Con bajas concentraciones de oxígeno, la toxicidad del amoníaco aumenta a medida que lo hace el contenido de oxígeno, pero esta condición se invierte cuando el contenido de oxígeno supera el 59% del valor de saturación del aire. El anhídrido carbónico reduce la toxicidad del amoníaco hasta concentraciones de 15-60 ppm (mg/litro), pero a concentraciones mayores aumenta la toxicidad.

Debe tenerse muy en cuenta que el gas amoníaco es muy difícil de remover del acuario por simple aireación. Sin embargo, la aireación favorece el desarrollo de las bacterias Nitrosomonas, Nitrobacter y Nytrocistys, de la cuales la primera oxida el amoníaco, transformándolo en nitritos, en tanto que las restantes oxidan los nitritos, convirtiéndolos en nitratos, de carácter inocuo para los peces.

Si el análisis del agua señala un alto contenido de nitratos y uno bajo de amoníaco, significa que se está realizando correctamente el proceso de oxidación de los residuos orgánicos.


 

Medición del pH

Una comprobación rápida del pH del agua, se puede obtener con el papel "tornasol" o con diferentes métodos colorimétricos.

Tanto en acuarios como en droguerías se proveen medidores o "test" de pH, indicadores líquidos o en forma de tirillas de papel o plástico. Los indicadores colorimétricos deben ser comparados con una tabla de colores que se proveen con el producto.

En los establecimientos comerciales, criaderos de peces y depósitos mayoristas, resulta imprescindible en los tiempos actuales, contar con un ph-metro de tipo digital que permite mediciones precisas en cuestión de segundos.

En establecimientos de gran envergadura o cuando las condiciones climáticas sean muy variables, las mediciones del pH deberían realizarse siempre a la misma temperatura o, por lo menos, en el mismo horario. El agua a baja temperatura está saturada de ácido carbónico. Si se toma la medición a primera hora de la mañana, con temperatura más baja, al elevarse la temperatura con el avance del día se pierde una parte del ácido carbónico y el pH subirá.

Métodos para modificar el pH

A continuación expondremos los principales métodos existentes para llevar el pH del agua al valor deseado, teniendo en cuenta que cualquiera que sea el procedimiento elegido, deberá realizarse después que se han efectuado todos los demás ajustes requeridos en el acuario, pues en caso contrario las actividades posteriores podrían alterar el valor de pH logrado.

Para aumentar el pH del agua.
Para modificar el pH de un agua muy ácida, una solución de emergencia es agregar bicarbonato de sodio. Esta modificación es bastante inestable pero resulta el método más rápido para casos de emergencia.
Obviamente no puede modificarse bruscamente el pH por lo que el agregado será en pequeñas dosis, previamente disueltas en agua tibia.

Si se desea un efecto más estable, aunque el proceso de modificación sea más lento, lo recomendable es modificar las condiciones del agua con el agregado de material calcáreo. El método que recomendamos es colocar en una malla fina (por ejemplo una media de mujer) una cantidad de conchilla molida y colocar esta malla en el filtro.
Si se dispone sólo de un filtro de fondo, se colocará la malla enterrada en la grava en las proximidades de uno de los tubos o picos extractores del filtro de fondo.  Si se cuenta con un filtro externo, se colocará la malla en el filtro externo.
La lenta disolución del carbonato de calcio modificará el pH (y la dureza), convirtiéndolo en más estable. Al llegar al punto de pH elegido, se retira la malla con la conchilla del filtro.
Este procedimiento puede repetirse cuantas veces sea necesario.

Para reducir el pH del agua
El procedimiento que con más frecuencia se debe realizar es el de bajar el pH del agua.
Este procedimiento sólo es posible cuando el agua no es muy dura ya que los carbonatos y bicarbonatos de calcio se oponen al cambio de pH estableciendo un "buffer".

Qué significa esto?. Lo explicaré en términos prácticos.
Si el agua es dura y aplicamos una dosis de ácido y luego medimos el pH, nos encontraremos con la sorpresa de que nada ha cambiado.
Entonces agregamos más ácido. Repetimos la medición y todo sigue igual.
Luego agregamos más y más ácido hasta que, de pronto, se produce el gran cambio y el pH baja abruptamente de 8 a 4 ó 5. Cuando esto sucede, casi con seguridad los peces habrán muerto por acidosis o habrán quedado muy afectados.

Lo que ocurrió es que el agregado de ácido había sido neutralizado por los carbonatos y bicarbonatos. Pero cuando esta acción "buffer" es neutralizada, bastará un pequeño agregado más de ácido para provocar un súbito cambio.

Esta es una de las razones por las cuales no se deben realizar cambios de pH con los peces dentro del acuario.
Para evitar esto lo primero que se debe hacer es ablandar el agua hasta llegar a niveles de dureza bajos (sin llegar a niveles de dureza tan bajos que el agua se transforme en inestable hacia el lado ácido). Una vez ablandada el agua se podrá agregar ácidop fosfórico, clorhídrico o bifosfato ácido de sodio en solución al 10%, agregados gota a gota, con intervalos de varias horas entre ellas y agitando bien el agua.
El pH deberá medirse una hora después de cada agregado.

Soluciones Buffer
Quien haya leído con detenimiento habrá descubierto que el bifosfato de sodio se utiliza tanto para subir como para bajar el pH.
Aunque esto parece una contradicción pero en realidad lo que ocurre es que para subir el pH se utiliza bifosfato de sodio alcalino, mientras que para bajarlo se utiliza bifosfato de socio ácido.
Introducidos en el acuario combinados y en proporciones diversas, se obtiene una solución estabilizadora del pH denominada "buffer". La solución buffer tiene la propiedad de resistir el cambio del pH.

Algunos autores se oponen a la utilización de soluciones buffer porque entienden que se produce una concentración de sales muy alta. Lo cierto es que un buffer impide que se deba ajustar el pH continuamente, lo que entonces si llevaría a una concentración de sales peligrosa.
En los comercios del ramo es posible adquirir productos para subir o bajar el pH del agua. Aunque en las instrucciones de estos productos no se suele mencionar, siempre se debe ablandar el agua, tal como mencionamos en esta nota, antes de agregar algún acidificador.

Métodos no químicos para bajar el pH
Sugerimos como método natural para subir el pH el agregado de material calcáreo en una malla o red dentro del filtro.
Muchos aficionados se oponen a la utilización de métodos químicos para bajar el pH porque implica ciertos riesgos si se utilizan sin las debidas precauciones.
Otros son partidarios de los métodos naturales, los cuales nos aproximan a los procesos naturales.
Por esa razón para acidificar el agua "naturalmente" se puede utilizar turba, particularmente musgo Spagnum, el cual debe ser hervido en agua desmineralizada o de lluvia.
Luego se lo deja enfriar, se escurre el musgo pasándolo por una malla de red fina o media de mujer y se guarda en un envase cerrado con agua desmineralizada o de lluvia. Tras unos días el musgo Spagnum se habrá precipitado y el agua habrá tomado un tinte ambarino.
El agua del hervor, luego de ser filtrada por una tela fina, tal como la de un pañuelo, podrá ser utilizada para mezclar con el agua del acuario hasta lograr el pH deseado. 
Recordamos que sólo se logrará el efecto deseado si el agua a acidificar es blanda.
Deberá usarse con precaución ya que el agua del hervor tendrá una cantidad de ácido húmico excesivamente alta (dependiendo de las cualidades de la turba). Mal utilizado este líquido concentrado podría resultar peligroso por su toxicidad.

Otro método, en este caso más natural pero mucho más lento, es colocar una cantidad de turba en un recipiente oscuro con agua de lluvia al cual se tapa con un vidrio. Al cabo de dos a tres meses la turba estará depositada en el fondo y el agua resultante será de pH ácido y dureza baja y tendrá una coloración castaño claro. Esta agua podrá utilizarse sola o mezclada para ser introducida en el acuario y será repuesta por agua de lluvia o agua desmineralizada.
Este procedimiento puede seguirse durante dos o tres años consecutivos, manteniendo la turba sus propiedades durante ese tiempo. La medición del pH nos permitirá determinar cuándo el preparado ha dejado de producir ácidos orgánicos.

 

Ácido tánico.
Algunos aficionados se vuelcan por la utilización de ácido tánico para provocar un descenso del pH en el agua del acuario. Para ello se valen de una solución de ácido tánico al 4%.
El ácido tánico tiene la propiedad de proteger la mucosa de los peces contra la acción bacteriana, impidiendo además el desarrollo de estos organismos en el agua.
Para evitar que se transforme en un producto dañino la concentración debe oscilar entre 0,3 y 0,4 gramos cada 10 litros de agua. Primero se disuelve el polvo de tanino en agua caliente y luego se agrega al acuario. Tras unas horas el agua se tornará más oscura, virando hacia el ambarino o marrón claro. Tres días después, y una vez controlado el pH, se podrán incorporar los peces.

 

 

 

 
 
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