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  El acuario natural
 

 

 

 

 

 

El acuario natural

 

 

 

 

 

Personalmente me gustan los acuarios que presentan un aspecto natural, yo los denomino "acuarios naturales". Son acuarios en los que las plantas no están excesivamente ordenadas, sino que crecen a su aire, guardando cierto equilibrio, pero a su aire. Un buen ejemplo de este tipo de acuario son los diseñados por el maestro Takashi Amano, capaz de recrear un fragmento de ecosistema acuático entre cuatro cristales de una manera bastante fiel.
Siguiendo el espíritu de Takashi, aquí intentaré plasmar algunas sugerencias y apreciaciones personales sobre el tema del sustrato y otros aspectos importantes para las plantas, por supuesto dentro de mi modesta experiencia. Uno de los pilares, en mi opinión, más importantes es la necesidad de proporcionarles a los habitantes de nuestro tanque, y concretamente a las plantas, todos los nutrientes y condiciones necesarias para su óptimo desarrollo de una forma lo más natural posible. De ahí la elección de sustrato fértil, y no lo clásicos de cuarcita y otros materiales, que nos obligan a estar añadiendo continuamente sustancias "extrañas" a nuestro acuario. Otro de los motivos de esta opción en el cultivo de las plantas, es el ahorro económico. Intentaré describir la forma más asequible, a los bolsillos de los aficionados medios, para mantener estos "acuarios naturales".
No obstante, quiero aclarar que no se trata de ninguna panacea del acuarismo, sino de una alternativa económica y más natural. Mantener un acuario de estas característica requiere mucha dedicación, un amplio conocimiento de las plantas, y de los ecosistemas en los que se desarrollan, además de mucha paciencia. Tampoco es mi intención desanimar a nadie...

 

 

 

 

 


Los nutrientes en nuestro acuario

 

 

 

 

 

Los principales elementos que nuestras plantas necesitan para crecer, en óptimas condiciones, son los siguientes:

 

 

 

 

 

- El Nitrógeno; Este elemento no es necesario añadirlo, ya que se produce en nuestro acuario principalmente por los desechos orgánicos de los peces, tales como el amoniaco. Este compuesto es fácilmente asimilado por las plantas, y el sobrante es degradado por las bacteria a nitritos, y después a nitratos, también aprovechado por las plantas.

- El Fósforo; También se encuentra en nuestro acuario, viene en el agua del grifo y también en los alimentos de nuestros peces.

- El Potasio; No existe en nuestro acuario, ya que en el agua del grifo es bastante escaso. Su importancia es grande asociado con el Sodio, ya que son los antagonistas de Calcio y el Magnesio, causantes de la dureza. El Potasio está presente en el humus.

- El Hierro; Este es el más importante de los nutrientes para nuestras plantas. Pero presenta el inconveniente de su dificultad para disolverse, y por consiguiente para que las plantas puedan tomarlo. El hierro se presenta de manera trivalente e insoluble, pero al reducirse y pasar a forma bivalente se vuelve soluble poniéndose a disposición de nuestras plantas. En este ciclo se basaba el método del "clavo de hierro" usado por los acuariófilos de antaño, ya que el óxido de hierro (III),en condiciones reductoras, podía pasar a óxido de hierro (II), asimilable para las plantas. Nosotros añadiremos este elemento mediante la laterita, que es arcilla ferruginosa procedente de los trópicos, también podemos añadirlo mediante arcilla común.

- El calcio; Está presente en los acuarios, y si no fuera así, no seria difícil añadirlo en el sustrato.

- Elementos trazas; Son elementos que aparecen en cantidades insignificantes, pero son indispensables para los procesos fisiológicos de las plantas. Son el yodo, cobre, magnesio y zinc, y también podemos añadirlo a nuestro sustrato.

 

 

 

 

 

Componentes del sustrato

 

 

 

 

 

Para elaborar un sustrato que cubra las máximas necesidades de nuestras plantas, utilizaremos productos naturales en su mayoría. Y los elementos que lo compondrán son los siguientes:

 

 

 

 

 

- Humus. Podemos conseguirlo en establecimientos especializados en jardinería. Es muy recomendable que sea "ecológico", es decir, que no contenga productos químicos, ni semillas u otros patógenos. Es muy recomendado el humus de lombriz. En este componente del sustrato se encontrara la mayor parte de los elementos necesarios para las plantas, tanto microelementos como macroelementos. Podemos mezclarlo con turba rubia de sphagnum, que nos ayudara a bajar el ph. La proporción nunca debe superar el 30% total, ya que el contenido en nitrógeno es elevado. Podemos poner un 15% humus y un 15% de turba rubia.

- Sepiolita. No es más que la arena que se suele usar para los gatos. Es importante que nos aseguremos que solo contiene sepiolita y otras arcillas en su mayoría, y nada de productos químicos. Presenta una capacidad moderada - alta de retener nutrientes, es rica en Ca y S por lo que presenta un pH elevado (esto lo contrarrestaremos con la turba rubia). Es un elemento que garantiza un cultivo de ciclo largo. La proporción máxima nunca debe superar el 20%. Otros materiales alternativos a la sepiolita podrían ser las arcillas calcinadas (zeolitas y restos de materiales de construcción).

- Vermiculita exfoliada. Se trata de un silicato de magnesio parecido a las micas La encontraremos en establecimientos especializados en jardinería. La vermiculita presenta una gran capacidad de retención de nutrientes, por lo que juegan un papel importante en el intercambio catiónico. Presenta un pH neutro. Contiene un 5-8% de K y un 9-12% de Mg asimilable. Puede adsorber fosfatos, pero no sulfatos, cloruros y nitratos, y tiene la cualidad de fijar amonio no asimilable. Nunca deben superar el 20% del volumen total. Un componente alternativo a la vermiculita puede ser la perlita, que presenta características muy similares.

- Gravilla. Se trata de la típica gravilla que todos conocemos para los acuarios, la cuarcita. Deberá tener un diámetro aproximado de 1-3 mm, ya que si fuera inferior la circulación del agua no sería muy correcta, y si fuera superior se filtrarían los desechos orgánicos a su interior, pudiendo mineralizarse y cementarse por acción de las bacterias ahogando las raíces. Se trata de un elemento neutro, cuya función es la de procurar una textura más porosa al sustrato, facilitando el enraizamiento y evitando la compactación del mismo. La proporción más adecuada rondará el 40%.

- Carbón activo. Su función principal es la de absorber el metano producido por la descomposición del mantillo. Su uso no es obligatorio.
- Laterita. Se trata de arcillas ferruginosas de suelos tropicales, esta compuesta principalmente por óxidos de hierro, y será uno de los pilares del sustrato. Podemos encontrarla en forma de bolas de diferentes diámetros y en gránulos. Con un 20% sobrará para nuestra mezcla.

- Arcillas comunes. Con este término englobamos a las arcillas que no son lateríticas, es decir, arcillas normales y corrientes. Podemos usar la arcilla de manualidades o las arcillas que venden en las herboristerías con fines dermatológicos. La proporción idónea será entorno al 10 - 20%.
Tratamientos previos y proporciones para los distintos componentes del sustrato.

 

 

 

 

 

Tratamiento

 

 

 

 

 

Algunos de los componentes requieren un tratamiento especial para evitar que alteren las características, sobretodo físicas del agua.
El humus y la turba deben ser tamizados para eliminar los trozos más grandes de ramas y otros elementos indeseados. Deberemos pasarlo por un tamiz de 3mm. Una vez tamizado debemos hervirlo varias veces para evitar que tiña el agua de color rojizo. Para este proceso utilizaremos un viejo trozo de tela. Pondremos el humus y la turba en el centro de la tela y uniremos las puntas haciendo como una especie de bolso. Lo ataremos y lo meteremos en una olla con agua hirviendo, lo dejaremos a fuego lento durante al menos media hora, y después lo dejaremos enfriar en la misma agua. Una vez terminado este proceso lo escurriremos y dejaremos secar, aunque no completamente.

 

 

 

 

 

La sepiolita deberemos de tamizarla por un tamiz de harina para eliminar el polvo.

 

 

 

 

 

La arcilla también debe ser tratada. He observado dos maneras de usar estas arcillas: en "crudo", es decir sólo dejándolas secar al aire. Y otra forma es cociéndolas. Para cocerlas podemos usar un método muy sencillos: Una vez tenemos las bolas echas y bien secas (al menos 3 o 4 días), la metemos en una olla o recipiente de metal, y hacemos un montón de maderas por encima de la olla prendiéndole fuego. Esto lo haremos en una chimenea o en un lugar adecuado. Con las dos formas se obtienen resultados buenos, pero en "crudo" se corre el riesgo de enturbiar el agua. Después tamizamos para eliminar la partículas más pequeñas y los restos de cenizas.

 

 

 

 

 

El resto de los componentes deberán de ser tamizados también con un tamiz de harina para eliminar las partículas más pequeñas que obstruirían los poros des sustrato dificultando la circulación del agua.

 

 

 

 

 

Proporciones

 

 

 

 

 

La proporción más adecuada de los distintos componentes para nuestro sustrato es la siguiente:

 

 

 

 

 

- 35% de cuarcita
- 10% de humus
- 10% de turba rubia de sphagnum
- 10% de sepiolita
- 10% de vermiculita
- 15% de laterita
- 10% de arcilla común

 

 

 

 

 

Los tantos por ciento son en volumen y son indicativos, podremos aumentar o disminuir las proporciones dependiendo de nuestras necesidades.

 

 

 

 

 

Otros factores que intervienen en el óptimo desarrollo de nuestras plantas.

 

 

 

 

 

Estos factores son:

 

 

 

 

 

- El CO2 disponible.
- La iluminación.
- La calefacción de fondo.

 

 

 

 

 

El CO2
Este gas constituye el aporte de carbono para nuestras plantas. Es imprescindible para el crecimiento de nuestras plantas, permitiéndoles aprovechar todos los nutrientes que pretendemos aportar con nuestro sustrato. El CO2 se relaciona directamente con la cantidad de luz, ya que este limita la fotosíntesis. Es decir, si aportamos mucha luz, y el CO2 escasea, nuestras plantas no podrán aprovechar al máximo la luz.
Para aportar este gas en disolución utilizaremos los equipos convencionales que existen en el mercado, adecuado para el tamaño de nuestro acuario.

 

 

 

 

 

La iluminación.
Como he explicado anteriormente, una buena iluminación es fundamental para el óptimo aprovechamiento de gas carbónico y de los demás nutrientes que pretendemos aportar. Esta iluminación la podremos aplicar mediante los clásicos tubos fluorescentes, o con los modernos focos HQI y HQL. El método de iluminación es indiferente mientras cubra las necesidades lumínicas de nuestras plantas. Es necesario que sus espectros cubran los picos del azul y el rojo, tanto en la clorofila A, como en la B. Para ello debemos de informarnos de los espectros de los tubos o focos que pretendamos usar.
El mínimo de vatios por litro que debemos procurar es de 0,5, por supuesto esto depende de las especies que tengamos. Para especies consideradas de poca luz bastará con los 0,5w/l, las consideradas de luz media, con 0,8w/l tendrán suficiente luz, y para las de mucha luz de 1w/l hacia delante.

 

 

 

 

 

La calefacción de fondo.
Este es un factor no tan importante como los anteriores, pero que debemos tener en cuenta, ya que aumenta el rendimiento de este tipo de sustratos. Facilitando el movimiento de los iones en el suelo, evitando el mal de los pies fríos y favoreciendo la circulación del agua a través de sustrato, y por consiguiente la disponibilidad de oxígeno para las raíces, evitando que estas crezcan hacia a fuera en busca de oxígeno. Deberemos mantener el sustrato a una temperatura de 1 ó 2 grados más elevada que la de la columna de agua superior.
Para conseguir este efecto podemos usar los clásicos cables calefactores o cualquier otro método. A continuación describiré un sistema sencillo y económico:

Necesitaremos un pequeño deposito de agua (podemos usar una de esas pequeñas urnas de platico para alevines, o construirnos una de cristal a la medida del espacio que tengamos disponible), este debe tener una capacidad de al menos 4 ó 5 litros (el volumen dependerá del tamaño del circuito de agua). Varios metros de manguera no demasiado gruesa, una pequeña bomba y un calentador con termostato también de pequeño tamaño.

 

 

 

 

 

Dispondremos la manguera (tantos metros como sea necesario para que quede distribuida homogéneamente) en zig-zag por el fondo del acuario (en el cristal del fondo), dejando suficiente manguera en los extremos para que ambos salgan del acuario y lleguen al deposito de agua. Introducimos los dos extremos en el deposito, y uno de ellos lo unimos a la bomba, el otro lo dejamos tal cual. Metemos el calentador y regulamos el termostato para que tenga una temperatura de 1 a 2 grados superior a la del acuario, y listo.

 

 

 

 

 

Colocación del sustrato

 

 

 

 

 

Una vez que tenemos la mezcla preparada e instalado el sistema de calefacción, colocamos el sustrato con la inclinación que deseemos. Deberá tener un espesor mínimo de 3 ó 4 cm, cuanto más grueso mejor. Seguidamente dispondremos una malla plástica que cubra el fondo en su totalidad, será suficiente con una malla de 4mm. La función de esta malla es proteger el sustrato de los peces que puedan remover el fondo, y enturbiar el agua. Ahora una capa de cuarcita de al menos 4 cm de espesor para que el sustrato no este en contacto directo con el agua. Y después de esto podemos sembrar las plantas en la cuarcita directamente.

 

 

 

 

 

Mantenimiento posterior

 

 

 

 

 

Este sustrato esta formulado para que tengamos que añadir el mínimo de productos químicos al agua, para que tenga una duración larga aportando todos sus beneficios a nuestras plantas. Este debe durar una media de un año en perfectas condiciones, por supuesto dependiendo de la cantidad de plantas. Podemos alargar la vida del sustrato añadiendo pequeñas cantidades de abonos tradicionales conforme veamos que el rendimiento del mismo vaya bajando. La calefacción de fondo mejora y alarga considerablemente la vida del sustrato, imitando las corrientes de aguas subterráneas de los ríos tropicales, y creando un ciclo de los nutrientes y un intercambio entre el sustrato, las plantas y el agua, evita el ennegrecimiento del sustrato producido por zonas anaeróbicas y permite la oxigenación de las raíces.
Por supuesto debemos ir controlando periódicamente los parámetros de nuestra agua para comprobar la buena marcha de todo.
Como expliqué anteriormente el hierro es difícil de fijar en el sustrato, por lo que este elemento si que deberemos de añadirlo de forma periódica, pero en dosis inferiores a las normales (deberemos medir el hierro y mantenerlos en los parámetros deseados).

 

 

 

 

 

Personalmente yo añado a la mezcla del sustrato media cucharadita de un abono orgánico granulado especial para bonsáis, compuesto a base de harinas de pescado, asta, huesos, sangre, germen de cereales, cascos de ganado y estiércol. El análisis es el siguiente: N-6,5%, P-5%, K-6% y Mg-2,5%.

 

 

 

 

 

Beneficios de una buena plantación en nuestro acuario

 

 

 

 

 

Con estas nociones básicas sobre el cultivo de las plantas de acuario, podremos mantener con cierta facilidad una exuberante plantación, que proporcionará una gran belleza a nuestro rincón acuático particular.
Pero no sólo se trata de un aspecto estético, las plantas influyen en muchos factores en la vida de nuestros peces. Las plantas sirven de refugio a nuestros peces, evitándoles estrés, absorben sustancias nocivas y toxinas, y liberar sustancias beneficiosas y antiestrés y son una fuente de oxígeno inestimable. Ya que el oxígeno es nuestro mejor aliado en el acuario, una plantación frondosa y sana, con una buena iluminación y abonado de CO2, saturará rápidamente el agua de oxígeno, acelerando los procesos de oxidación de los desechos orgánicos, con los considerables beneficios que esto acarrea.

 

 

 

 

 

Por todo esto animo a todos los aficionados a mantener buenas plantaciones en sus acuario, con el consiguiente mejoramiento estético y el beneficio correspondiente para los peces.


 
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